viernes, noviembre 17, 2006

Ladren, perros.


Estaba yo pensando en las ventajas comparativas que la evolución le ha dado a los marsupiales cuando los comparas con las galletas de avena integral, ¡cuando de pronto recordé que tenía un blog! No estoy muy seguro de lo que escribía aquí y Dios sabe que soy demasiado holgazán como para ponerme a revisar la sarta de patrañas que muy probablemente salpican el texto de las entradas anteriores, así que apelo a su comprensión si esta entrada no se parece en nada a las previas, y les ofrezco de antemano mi más sentida disculpa por las inconveniencias que esto les pudiera ocasionar... ¡No es cierto, mis queridos amigos!, las patrañas continuan, al menos hasta donde lo permitan los términos de mi libertad condicional.

Estaba leyendo algunas noticias del día en un conocido buscador de este prodigioso invento llamado internet o algo así, cuando me encontré con esta singular nota, sobre un café recientemente abierto en esta mi Ciudad de México-Tenochtitlan-la ciudá de la esperanzaaaa-etcétera, etcétera, cuyo rasgo distintivo es que está enfocado a atender las necesidades gastronómicas de los paladares más exigentes: los de los perros. Si, de los que hacen guau-guau. Este restaurante fue ideado por una chica japonesa que esta casada con un chef mexicano, a imagen y semejanza de algunos cafés de este tipo que son muy populares en su país. La decoración es muy chic y la etiqueta de los comensales es muy clara: con correa, sin pelear y sin subirle demasiado a los decibeles con los ladridos.

Algunos de ustedes pensarán que se trata de una magnífica idea y que suena "super cute". Otros dirán que se trata de la cosa más frívola que han escuchado en esta miserable e injusta vida. La gran mayoría estará pensando "¿Porque sigo leyendo el blog de este bueno para nada?". Respeto todas esas opiniones. Pero en particular, lo que me ha dejado perplejo (ja, la verdad todo esto era una excusa para utilizar la palabra "perplejo") es la aseveración (esta también) de la corresponsal de Reuters que escribió la nota, en el sentido de que la aparición de este establecimiento es el símbolo mas inequívoco de que México "tiene un pie plantado firmemente en el Primer Mundo".

¡Wow! Con que de eso se tratá ser una potencia mundial. El gobierno no debería actuar con tanta timidez, y tenfría que anunciar imediatamente, con bombo y platillo, la inminente entrada de esta nación al club de los ricos y famosos. Este es en verdad un momento que nos debería llenar de júbilo a todos, y sólo espero que otros paises se apresuren a seguir nuestro modelo, el cual sin dudas nos ha catapultado a una nueva época de prosperidad y bonanza que beneficiará a las futuras generaciones y enaltecerá el orgullo de todo aquello que constituye la "mexicanidad". ¿Que importa que haya unos cuantos muertos de hambre -millones- por ahí? Total, ellos no apreciarían la degustación de unas deliciosas croquetas de hígado de avestruz como las que se venden en ese café, y además huelen feo. ¿Que más dan las protestas, la desigualdad y la inseguridad? Hey, al menos Osama no quiere acabar con nosotros... bueno, ahora, con nuestra inminente transformación en una potencia de Occidente y nación de infieles, ¿quién sabe que pueda pasar?

¿Que sigue? ¿Un muro en la frontera con Guatemala? ¿Deberíamos invadir Jordania como parte de nuestra guerra contra el terrorismo? ¿O bastará con atender a la razón y al sentido común y seguir el encomiable ejemplo de Paris Hilton y mimar a nuestras mascotas como ella hace con su perrito chihuahua?

Como habrán adivinado, no tengo perro, nunca tuve un perro, no me interesan los perros y si un perro me ladra, yo le ladro de vuelta. Fin. Ah, y les deseo un día muy primermundista, respiren profundamente toda esta libertad que la providencia nos ha otorgado.

-Alex "no al pastor alemán, si al taco al pastor" Barron.